Hay muchas personas que cuando entran en círculos de ciertas prácticas, como puede ser la del kundalini yoga, adquieren un nuevo nombre espiritual.
“Tu nombre espiritual es tu destino designado, tu identidad celestial. Eso es todo lo que es. Puedes honrarlo y alcanzarlo o no, pero es la fuerza que te guía. Y es una oración.” Yogi Bhajan
Pues en mi caso mi nombre “espiritual” es Shila.
Shila es una mujer fuerte, empoderada, que conoce sus vulnerabilidades y que de ellas saca lo mejor de sí misma, princesa y guerrera a la par, maga moderna, sanadora.
Por otro lado, tengo especial simpatía con el Ave Fénix, porque es un animal que siempre resurge de sus propias cenizas. Así me siento en mi vida, con una gran cantidad de procesos vividos y que he tenido que resurgir una y otra vez, siempre transformándome y cambiando.
Además el Ave Fénix tiene analogías con el Cisne.
El cisne me recuerda al cuento del patito feo ¿Cuántas personas nos hemos sentido inadecuadas, fuera de lugar, y que no encajábamos donde estábamos?
Ahí es un guiño a recordarnos que a medida que vamos creciendo, vamos desvelando nuestra verdadera esencia, la genuina, la que al final nos va a permitir volar hacia dónde queramos.
El cisne también tiene un bonito simbolismo como animal de poder o animal tótem. De entre sus cualidades, me gusta especialmente la de que con su largo cuello, es un puente entre los dos mundos, el terrenal y el celestial.
Y así me siento en las sesiones conectando informaciones de arriba y de abajo; del cuerpo, las emociones y la mente; del consciente con el inconsciente; lo visible y lo invisible.
