Sobre mí
Me llamo Gloria Herrero (también me encontrarás como Shila), y entre otras cosas, soy terapeuta y formadora en Omnia Reiki y Kinesiología. También soy mamá de un niño.
Además ayudo a mujeres que se valoran por debajo de los demás a que descubran quiénes son realmente y a que recuperen la estima y el amor hacia si mismas.
Porque muchas veces nos sentimos patitos feos cuando en realidad somos grandes Cisnes.
Te acompaño a descubrir el cisne que hay en ti
Mi vida se divide en varias etapas
1. El bullying y un divorcio
Crecí en un entorno tenso dónde hacía tiempo que la relación entre mis padres era insostenible. Mi madre estaba emocionalmente ausente, y mi padre tenía mucho carácter.
A los 8 años mis padres se divorciaron. Fue un gran impacto para mí, de repente se me rompió el ideal de familia, y entré en un estado de gran inquietud interna y tristeza. Por años me sentí en medio de sus mutuos resentimientos.
La escuela se me daba bien, era buena estudiante y destacaba por tener habilidades naturales.
Coincidiendo con el divorcio de mis padres, empecé a sufrir tramas traicioneras, burlas, vacíos, jugarretas…
Bullying que fue incrementándose hasta los 13 años, momento en que me cambiaron de colegio. En la nueva escuela, yo ya no era yo, quería pasar lo más desapercibida posible.
2. Los estudios de Arquitectura y mi boda
Cuando tocó entré en la universidad de Arquitectura Superior, no por vocación sino por descarte. Quise dejarlo en 3º, pero ya por lo que me quedaba, se esperaba que terminara.
Allí había unos cuantos profesores que su máxima era filtrar a los alumnos, y eso significaba machacarte en los trabajos que ibas presentando de manera pública. Y ahí me tenéis, volviendo a perder mi autoestima por los suelos.
Con gran esfuerzo terminé, y creí que empezaba una nueva vida. Me casé con quién era mi primer novio, y conseguí un contrato de arquitecta en el último despacho dónde había estado.
3. Las secuelas: resentimiento, ansiedad y vacío
Tenía secuelas de todo lo que había vivido hasta ese momento. Tenía un gran peso con mi pasado con lo que viví con mis padres, y un fuerte resentimiento con el bullying y con los estudios de arquitectura.
Tenía fobia a llamar por teléfono a cualquiera que no conociera, ansiedad social, timidez, falta de confianza. Sentía que estaba viviendo una vida que no me llenaba y además lo estaba haciendo “coja”.
Aparentemente había conseguido ciertos objetivos que me llevaban a un camino de subida y de supuesta felicidad, pero en cambio me sentía vacía, triste, frustrada y tenía prontos de rabia que a veces se me descontrolaban. Necesitaba cambiar.
Coincidió la crisis de la burbuja inmobiliaria, y decidí que ya no podía esperar más a estar por mí. Dejé la arquitectura y me tomé un tiempo de cuidados. Esa crisis fue mi oportunidad.
4. Mi viaje hacia la transformación
Lo primero que hice fue apoyarme en mi hermana Mª Angels. Empecé en su curso de alto impacto (como ella le llamaba) a través de las constelaciones familiares. Empecé a reencontrarme otra vez conmigo misma y a salir de mi aislamiento social, pudiendo volver a conectar poco a poco con los demás.
Además hice un intensivo inicial de un año de varios cursos. Cada uno me aportó cambios a la vez que estaba adquiriendo nuevas técnicas.
Entre ellas, hice el curso profesional de Omnia Reiki con Ernest Guirao, dónde aprendí que juntamente al cuerpo físico tenemos otros, como es el energético, el emocional y el mental. Esto me sirvió para que el cambio fuera completo desde todos los lados.
Estudié la kinesiología global y la kinesiología emocional con Francesc Marieges, técnica que me permitió entrar a profundizar en el inconsciente de una manera natural, y así encontrar soluciones a temas que de una manera consciente, no era capaz ni de entender ni de llegar a transformar.
Realicé el curso de El Tao del Cambio (sobre el yin-yang y la psicología de los 5 elementos de medicina china), también con Francesc Marieges. Aquí empecé a entender el funcionamiento de las diferentes personas así como el porqué del mío, y con ello, empecé a aceptarme tal cual era y a los demás.
También hice un pequeño intensivo de terapia de vidas pasadas. Y me dejo algunas formaciones más en el tintero.
La vida me ha enseñado que se pueden romper los ideales, que los aprendizajes son continuos y los retos constantes.
Y con cada uno de ellos, aunque te pierdas durante un tiempo, te puedes volver a reencontrar y reconstruir.
Desde entonces acompaño a otras tantas mujeres que quieren reencontrarse con su esencia ya que, en algún momento de sus vidas, también se perdieron como yo.
Cuéntame tu historia y veremos cómo puedo acompañarte.